Día 32 – La imaginación –

Domingo, 23.30 hs. Después de un fin de semana tipo, me dispongo a imaginar mi semana. Imagino, porque imaginar es gratis y conociendo el estado de mi economía ¨gratis¨ debería empezar a convertirse en mi palabra preferida.

Entonces empiezo a navegar, fantaseo con que el lunes va a ser un dia memorable. Voy a llegar a la agencia y la recepcionista me va a recibir con una sonrisa gigante, me va a dar un abrazo y con el una grata noticia, mi jefe  habrá llamado llorando con lágrima y moco incluido, diciendo que nos pedía disculpas a todos, pero que si, que reconocia que era un chorro y que por eso dejaba la profesión para dedicarse a lo que, aparentemente, era su innata vocación ¨la choricion¨( hacer choripanes en Constitución).

Un poco mareado por los festejos del lunes, el martes voy a despertarme y, como ya no voy a tener a quien reportar, voy a decidir tomarme el día. Una ráfaga de ideas brillantes van a caer como en cascada por mi cabeza, todas de fácil producción claro, por lo que el miércoles a las 3.45 de la tarde voy a tener terminada mi carpeta de trabajos, que pasará a ser la mejor carpeta de trabajos del mundo.

El jueves no podrá ser otra cosa más que un día sensacional, ofertas de trabajo, sueldos abultados y propuestas internacionales estarán resonando en la casilla de mi celular. El viernes, un poco más calmo me habré decidido ya por alguna de las propuestas y saldré a celebrar con mis amigos que todos en coro vivarán las palabras ¨dale campeón!, dale campeón!. Con semejante semana mi psicólogo no podrá hacer más que darme el alta y augurarme una vida espléndida y sin complicaciones.

Imagino, porque imaginar es gratis y porque es algo que solo hacemos los que tenemos imaginación, y es eso lo que hoy me hizo un poco feliz.